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El Herpes zóster, más conocido como culebrilla, es una enfermedad viral causada por la reactivación del virus varicela-zóster, que permanece latente en los ganglios sensoriales del nervio craneal o en los ganglios de la raíz dorsal después de una infección previa por varicela. La varicela, más conocida como varicela, se presenta en niños, mientras que el herpes zóster se presenta en adultos o ancianos.
El herpes zóster se produce debido a la incapacidad del sistema de defensa inmunitario para controlar la replicación latente del virus. La incidencia del herpes zóster está estrechamente relacionada con el estado inmunitario. Las personas que mantienen un alto nivel de inmunidad rara vez desarrollan herpes zóster. La infección no es benigna y puede presentarse de muchas formas. Incluso después de que el herpes zóster se resuelve, muchos pacientes siguen sufriendo un dolor moderado a intenso conocido como neuralgia post-herpética.
Los síntomas del herpes zóster suelen afectar solo una pequeña sección de un lado del cuerpo. Entre estos síntomas, se pueden incluir los siguientes:
Algunas personas también presentan lo siguiente:
El dolor suele ser el primer síntoma del herpes zóster. Para algunas personas, el dolor puede ser intenso. Según la ubicación del área adolorida, a veces puede confundirse con problemas del corazón, los pulmones o los riñones. Algunas personas con herpes zóster sienten dolor sin llegar a tener sarpullido.
Lo más habitual es que el sarpullido del herpes zóster se manifieste como una franja de ampollas que envuelve el lado izquierdo o derecho del torso. En ocasiones, esta erupción se produce alrededor de un ojo o en uno de los lados del cuello o la cara.
Es Importante Regular el Sistema Inmune en esta condición
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